domingo, 10 de julio de 2011
Música de
Música
Ensayos en ambos mares,
Luciérnagas que viajan de día, dolores en mi pantalón.
Deseo. Deseo música como al aire y vuelo con dolores.
Los espasmos me despiertan cada instante.
Antes de tocar comemos garbanzos en salsa; el pianista se va preparando, acomoda el taburete
y empieza con una de Etta James,
pensando en ella, tanto en ella la tierra infinita.
Ahora rodamos y la descarga es inminente:
Basta de un paso tras otro,
de marchas y contramarchas,
freno paso espero,
acelero freno acelero paso;
enamorados de vos y de todas tus cosas
los ciudadanos esperan
con la idea de rodar y con el pulso temblando, no se atreven ni si animan, las mismas cosas que potenciadas rigen le dicen que no hay salida, que apretujarse es el paso.
-Claxon, bocina!, los muñecos que dictan el cruce, rojos y verdes que se dan la mano en cada atolladero donde nadie cruza y todo queda: camión camioneta auto, bus ambulancia patrullero, de tres en tres las filas se suceden. Todo remite a una autopista sur sin sentido y sin Cortázar, sin miradas que nos den perspectiva, chato chato. Un vehículo, un motor, un combustible y humanos enlatados. Barajar y dar de nuevo, tirar autos como dados a ver que sale.
En Avenida Caos esquina Atropello todos los mutantes descansan frente al volante, parece una bella muerte sólo interrumpida por un poco de vida (poquito nomás); y justo cuando todo hace prever el triunfo de lo insulso y su continua cantidad de victorias, pasa ella: La bicicleta.
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