jueves, 23 de octubre de 2008

Música para el Oniriciclo

El Oniriciclo se dio el gusto, y fue a ver a La Bomba de Tiempo, grupo de percusión que debutó a principios del 2006 en el Centro Cultural Konex. Un poco acerca de ellos: La Bomba de Tiempo propone un espacio festivo, de baile, para todos aquellos que disfrutan del ritmo y de la percusión. Se propone la improvisación mediante un sistema de señas con las que el director -Santiago Vazquez en un comienzo, luego ese rol ha sido tomado por varios de los músicos del grupo- organiza y genera reacciones específicas en el toque de los músicos, de ese modo, la improvisación se convierte en composición en tiempo real. Cada lunes, los músicos de La Bomba de Tiempo reciben un invitado: Verónica Condomí, Hugo Fattoruso, Fernando Kabusacki, Axel Krygier, Rodrigo Domínguez, Luis Natch, Alejandro Franov, Lito Vitale, Liliana Herrero, Dante Spinetta, Daniel Maza y Javier Malosetti son algunos de ellos.









Un lugar lleno de extranjeros dentro de una ciudad famélica de ellos, un espacio de bicicletas y colores, gente bailando y otros mirando; las puertas de la comunión son mapas sencillos de abrir con la música. Componer sin repetirse, reacciones específicas y señas del director que le dan vuelo a cualquiera de los 17 músicos hacen que, (a pesar de ser estos delironautas primerizos aquí) notemos la comunidad que viene a verlos vez tras vez.

Y así es como el Oniriciclo tuvo su primer baile. ¡Gracias Sole y Tati por habernos llevado!


martes, 14 de octubre de 2008

Visto por ahí...

Se parece a esas cosas que siempre deseamos ver, volver a ver. Una película dibujada que muestra una imagen que atrae , y a la vez carece de tiempo y también en medio la vía sigilosa entre la arboleda al recuerdo de todos los trenes que extrañamos
Y además este calco de cuantiosas copias, el símbolofalo de la ciudad porteña, pero es esa luz, todas esas luces que noche tras noche le dan la vuelta a lo que nos llama o lo que nos echa, y

el corazón grande ojotoso y colorado con descanso bronceado que nos recita que a lo bueno hay que volver, pero a veces hay regresos erróneos por preferir lo conocido; y entonces Mar del Plata se nos abre, se nos abriera..., allí ciudad hermosa de donde es nativo el Oniriciclo Primero Y al fin cuando vamos menguando, cuando aquel dolor de una caída, la formación de la cáscara, sentir la piel que se parte, se abre y sangra un poquito más de nuevo, nos trae en el final la sonrisa de lo intentado, de morir en y aceptarlo.
Proponemos aceptar las cascaritas indicadoras de intentos frustrados y dolorosos por amados y malogrados, transitados inolvidables...


Ah sí claro!, no dejen de ir a Irán y no se Irán, país de infinitas vidas..

viernes, 3 de octubre de 2008

Un Oniriciclo tristòn

Este muchacho naranja que circula por las calles porteñas me ha confesado algo: los flashes son muy lindos, que lo saluden es bonito, todo muy bien. Ha posado infinidad de veces para la foto del bolsillo del caballero o la cartera de la dama. Y no solo para fotos, sino tambièn para videos se prestò nuestro grato compañero. Extranjeros, pero sobre todo argentinos, fueron quienes pararon o pidieron al Delironauta de turno, un instante para la inmortalidad.
Hasta ahì, todo muy lindo.
Pero aùn cuando todos llevaron la direcciòn de este blog en sus instàntaneas, casi ninguno ha reenviado los archivos que las portan.
Tal vez la cultura local, o mundial, o estos tiempos, quizàs la inmediatez de la actualidad, la velocidad de la ciudad, ¡quièn sabe!, han conspirado para que ello ocurriera.
Este Delironauta que hoy escribe, cree que tras el uso infinito de fotos digitales (prueba-error-prueba-error) se ha trastocado un tanto lo que el arte fotogràfico busca.
Como nos gustarìa a los Delironautas que por cada 10 aficionados que accionan el percutor de una càmara a nuestro paso, pensaran por un segundo en tener un Oniriciclo, en ser ellos los fotografiados, en ser ellos los que reciban el viento en la cara a una altura en que la brisa de esta primavera se hace màs y màs placentera.
Tal vez, como escribiò Alejandro Dolina en "El libro del fantasma", sea necesario reflotar ese capìtulo llamado: "Agencia para tener aventuras", pues pareciese que tener una aventura es mirar de reojo, oìr a medias, repetirse...
Nuestra idea no es excluyente, y la participaciòn es colectiva cuando ustedes nos envìan esas fotografìas.
Se busca el reenvìo de màs fotos-Sonrisas para el Oniriciclo