Esta muestra de grafittis empèzò con una anècdota: en un tràmite realizado en oficinas de la Ciudad de Buenos Aires, conocimos la historia de Pablo, grafitero de profesiòn procesado por pintar una pared de organismo pùblico. Pablo hizo un dibujo sin alegorìas polìticas siquiera, eso no importò, hoy tiene que presentarse regularmente para atestiguar que cumple con su castigo: trabajo social. Què bien, aquì sancionamos a los inocentes desde el principio -a ojos de todos- a trabajos que si sintièsemos en masa transformarìan todo lo que nos rodea. El castigo es la riqueza y la forma en que lo percibimos, una desgracia. Patas arriba.
Neruda en Santa Rosa, provincia de La Pampa.
Bahìa Blanca, prov de Buenos Aires. Pedimos por los encuentros, en busca de lo contrario
Abasto, barrio de Buenos Aires del Tango, capital Nacional de Argentina, aquì donde se recuerda el 2 por 4, tambièn se admite el olvido. El regreso, claro, tiene una entidad mayor. Tango.
Grafite.
Intensos colores en Buenos Aires toman las paredes como las bicis las calles, paso al arte, paso al movimiento artìstico de pedalear. Las pintadas en las paredes datan desde que un primer hombre quiso dejar una alerta, un dibujo para que todos los que pasasen por el lugar del hecho, puedan advertirlo; los hechos son entonces como botellas al mar, pero en la ciudad por el contrario, los mensajes estàn quietos y es uno el que debe viajar por estos mensajes. Es fàcil decir "que lindo el dibujito" y seguir cabeza mirando al suelo, no vaya a ser que nos lo muevan. tambièn es sencillo obviar lo ya sabido por justamente, ya conocerlo, y entonces es donde aprendemos a obviar. ¿Cuàntas veces necesitamos mirar para una vez lograr observarlo?
Intensos colores en Buenos Aires toman las paredes como las bicis las calles, paso al arte, paso al movimiento artìstico de pedalear. Las pintadas en las paredes datan desde que un primer hombre quiso dejar una alerta, un dibujo para que todos los que pasasen por el lugar del hecho, puedan advertirlo; los hechos son entonces como botellas al mar, pero en la ciudad por el contrario, los mensajes estàn quietos y es uno el que debe viajar por estos mensajes. Es fàcil decir "que lindo el dibujito" y seguir cabeza mirando al suelo, no vaya a ser que nos lo muevan. tambièn es sencillo obviar lo ya sabido por justamente, ya conocerlo, y entonces es donde aprendemos a obviar. ¿Cuàntas veces necesitamos mirar para una vez lograr observarlo?
. Sexto desde la izquierda, Sandro.
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