lunes, 2 de agosto de 2010
Calle
Salimos bajo la lluvia un martes, ese día en que olvidas el lunes pero aún farfullas por una larga semana.
Nos despedimos sin alejarnos, azotados por agua abajo nos encaminamos por calle Tres Sargentos hasta el boulevard Alem, anduvimos bajo las arcadas del paseo Colón que nos protegieron y nos mostraron ese mundo donde todo sucede. Como siempre, en las ciudades portuarias es fácil encontrar a los trasnochados que prefieren no alejarse mucho del río - como el preso que tantea la salida para no perder liberación.
De la misma manera, es fácil hallar pobreza y ostentación muy cerquita del agua dulce.
-"Aquí nadie vive"-me susurró
En una muestra tonta de manejo del único idioma que conozco, quise corregirle la expresión, pero antes de abrir la boca entendí la idea.
Ella se paró frente a cada tipo que vio durmiendo en la vereda, luego corrió hasta un supermercado chino -que de milagro abierto- y compró todo lo que le pareció: arvejas, galletas, frutas, pan mucho pan, arroz, latas (hasta un abridor de latas), salsas, verduras, chocolates, leche, papel higiénico, fósforos, linternas -llueve, se va a cortar la luz y no van a ver nada cuando cocinen-me dijo.
Pensén entonces porque ella presuponía que la gente que duerme en las calles tendría los medios para cocinar, y luego pensé porque carajos yo debo dar por hecho que no los tienen. Falta de conocimiento, de acción, por eso no comprendo.
Con las mismas bolsas en que cargó los víveres separó en raciones similes lo comprado y caminando a través del Paseo repartió con todos los que encontró en cada recoveco.
Le ayudé en le trajín y mientras tanto la observaba como si fuera yo el camarógrafo y ella la participante - así me recriminé porque nunca hice yo esto, y claro!, luego aflora la poca predisposición que uno ha tenido y de ahí no tardé ni 10 segundos en arroparme de verguenza, la que solamente sirve para seguir descomprometiéndose.
A todo esto ahora sentados frente a un fogón y bajo la autopista por el barrio de San Telmo - ahí donde la brigada municipal violenta se encarga de revocar la pobreza a ojos turísticos y encuestadores- ella charlaba con los puesteros de ciudad, esos que verdaderamente habitan Buenos Aires, mientras otro de los habitantes amanecía un guiso que luego comeríamos.
Tan sencillo, tan sí, tan posible. Estar ahí, haciendo un verdadero aguante, leyendo un cuento, charlando, aprendiendo lo duro.
Luego del guiso y de los chaparrones nos despedimos y seguimos viaje. Empezaba a caer la helada y la gente debía refugiarse bajo las casas construídas en cartón, bastidores publicitarios en desuso, polietileno grueso y media sombra. En el suelo diarios viejos y, tal vez, una alfombra recauchutada
La acompañé hasta su casa, donde habitaba con sus hermanos y su marido, me mostró su vida, sus plantas, sus hijos dormían y cuando ella no pudo más del cansancio, nos quedamos charlando con Pablo -su esposo- y unos mates bien amargos para el frío.
En toda esa noche vivida nada de lo que abunda me rodeó; ni tele ni noticias falsas ni verdaderas, sin diálogos inútiles, sin grandes comilonas y la casa por la ventana, ni fiestas ni despedidas de aeropuertos.
Sin wi-fi ni este blog.
Andamos en Oniriciclos, que sueltan sonrisas pero que no llenan ningún estómago.
Ella se llama Participación, de apellido Desinteresado
Uno de los grafittis más repetido en la ciudad de Buenos Aires. ¿Es esto acción?. ¿esta crónica sirve de algo?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Chequea esta foto, es una "tall bike" es bastante loca la foto, la vi y pensé que te podía interesar, nos vemos en la masa
ResponderEliminarhttp://2.bp.blogspot.com/_IdkhZX8vhkA/TE61_zpqaQI/AAAAAAAAGws/KtsTOGn_RvY/s1600/fouro.jpg