Hoy por la mañana, volvía de hacer un trámite en la zona centro de la ciudad, cuando crucé Avenida Córdoba y me topé con uno de esos módicos puestos de ventas de libros al paso. Lo que es decir que un tipo tiró un paño en el suelo y apoýó sus libros allí.
Aún no podía vislumbrar los nombres de autores y títulos, pero noté el amarillo en tapa dura de la colección de clásicos que Club Bruguera editó allá por 1981. Recuerdo haber encontrado varios libros de esta colección a lo largo de diferentes ciudades de América Latina; John Dos Passos, José Donoso, John Steinbeck.
Pero en esta oportunidad ninguno de ellos esperaba por una nueva revisión de mi parte. Mientras cruzaba la calle pensé que determinados libros te persiguen como queriendo informarte que dentro de ellos hay algo para tí. Tal vez una foto vieja, un boleto capicúa o una frase que cambie nuestra percepción o nuestro placer por la lectura de X escritor.
Allí, quien me aguardaba, era Sir Beat, Jack Kerouac. El libro, claro, "En el camino" (estas colecciones casi siempre reeditan obras que más que libros se han transformado con el tiempo en pequeñas biblias, palabras certeras que han dejado a algunos miles bailando con preguntas y refutaciones).
Esto que les cuento, coincidió con algo que venía circulando mis pensamientos: hace 50 años el ímpetu de los viajeros de carne y hueso (antes del concepto de turistas, antes) era mayor. Es curioso. Se supone que la tecnología nos ha acercado, que las distancias se han acortado a un tris, a un mensaje de texto enviado a un teléfono ubicado en donde sea. Sin embargo, el bombardeo de datosydatosydatosydatos nos dice que los viajes y deseos de Mr Jack son cosas que más bien deberíamos guardar en el placard, al lado de celulares antiguos y juguetes propios de los cuales ya ni recordamos las formas.
"En el camino" ha cumplido 50 años de su primera edición en el idioma original;Jack Kerouac, sigue soñando desde Lowell, desde Frisco o L.A, las mismas premisas que articularon su vida: movimiento, observación, curiosidad, adrenalina.
¡Como me hubiese gustado que big Jack diera una vueltecitas en el Oniriciclo!
Felicitaciones!!! me gusta mucho lo que hacen y cómo lo hacen ... será que de tanto girar aparezcan por acá? si sueltan las manos y dejan que el aire maneje, seguro. los espero.
ResponderEliminarBalkis. El Bolsón.
Siempre Jack Kerouac, un inequìvoco acercamiento a algùn tipo de movimiento.
ResponderEliminarNos encontramos en la ruta!
Pedrito desde Banfield