Ayer en la tarde, en uno de sus habituales paseos, el Oniriciclo se allegó a las Barrancas de Belgrano (un parque en declive que se encuentra en la ciudad de Buenos Aires). Mientras mirábamos el espectáculo nos pusimos a charlar con Pablo, un precursor de los Oniriciclos, quien 50 años atrás, ya había empezado con la fiebre de modificar bicicletas. Compartimos ideas de funcionamiento, o más bien él nos dio una clase de armado, armazones, datos de construcción, herrajes, etcéteras varios.
Resulta que Pablo es uno de los fundadores de las milongas que se desarrollan en la famosa glorieta del parque, por lo cual me presentó a Marcelo, el impulsor principal de estos bailes sin fines de lucro, que extrañamente y de boca en boca, se colma de extranjeros.
Marcelo, como muchos, comparte nuestra idea, esencialmente la de querer llevar adelante cualquier expresión artística. Luego, en un intervalo de la milonga, nos invitó a Oniriciclar en la misma pista de baile. Además, ofició de presentador de viaje hablando como "voz del estadio" sobre nuestro proyecto.
Son esos encuentros, esas extrañas y felices situaciones, las que el Oniriciclo propone y logra.
Cuando todo esto se mezcla, cuando nosotros podemos escuchar y ser escuchados, y cuando nos acompañan los saludos y las sonrisas, los Delironautas somos felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario