Festejando el dìa compartido con las masas crìticas de Mar del Plata y Buenos Aires los Delironautas seguimos pedaleàndole vida a la masa atlàntica. El viaje es todo uno y esa bùsqueda de caminos anchos es para todos los bicicletistas que en espìritu aùn ruedan con nosotros, como Pablo y Juliàn.
bicicletistas asesinados
-El hombre que mata no reconoce fronteras en su mal-, y asì estos tipos se nos interpongan con sus balas nada habrà de privarnos, ni acaso la muerte, la libertad de generar nuestro propio movimiento. Tras una subida con hondonada y fondo acantilados vemos un mar tranquilo y la luna principiando a llena, sube el frìo a su màximo cuando el sol se las toma, entonces lo oscuro nos pone ojos arriba y mientras el pedaleo y las estrellas
Por cierto, si las ciudades son tan peligrosas, ¿por què no las abandonamos?
Por cada bicicletista ido otros miles se estàn rajando las rodillas aprendiendo a pedalear.
Angostos recuedos oteo y olvido, pues el horizonte de esta pedaleada se baña de sol, gaviotas y ocasional bocinazo de anònima amistad. Masa Onìrica sale a romper al medio todo tedio en domingos de religiòn familiar, son tiempos donde los viejos vizcachas hallamos la parentela en la misma sangre pedalera, que corre en las patas de muchos, muchìsimos amigos ganados en la vida gracias al pedal,
este regalo de un tal Leonardo, el hombre venido de Vinci,
quien nos dejò este bosquejo que hoy llevamos entre las piernas.
Masa de 2, un ùnico retazo nos deleita vida; el sol nos enmarca todo el celeste que suele acompañar muchas rodadas del mundo. Nos cuenta Germaine sobre este grupo en Mèxico, donde cada luna llena salen a pegar saltos en colinas cercanas a Acapulco.
¿ Y los buenos Blue Boys en Camberra?, delironautas que montan tall bikes sobre tablas bajando por lo mèdanos australianos.
Los perros Delironautas
Nùmeros: La masa atlàntica tiene su desgaste, de 100 a 130 kilòmetros en unas 10-12 horas; se hace masa en la ruta y caminos provinciales buscando la estadìa en la natura que siempre se encuentra a la vuelta de cualquier ciudad o caserìo.
La masa atlàntica se pronuncia libre de llamarse evento, y las imàgenes sòlo fotos en nuestros ojos: Mar de Ajò, Miramar, Magdalena, Baradero y Carilò; de punta a punta bonaerense se adentra uno en los caminos costeros de ensueño; playas habitadas por hermosos bosques nos ofician de centinelas del viento. En estas bicicleteadas se recepcionan con saltos la llegada de abrazos y risas mientras empuñamos el manubrio contra el viento en contra, todo esto a riesgo de queridìsimas recomendaciones de unos Viajeros de los Vientos donde a buen saber nos anotician(*)
"que mas vale amigarse al viento, que no te tumbe ni te acobarde"
Mejor aceptarle la partida a esta bella masa de amorìo donde el alma se broncea siempre
(*) esta no es una palabra que forme parte de la Real Academia Española, asì que felizmente, al cuerno con ella y su diccionario
bicicletistas asesinados
-El hombre que mata no reconoce fronteras en su mal-, y asì estos tipos se nos interpongan con sus balas nada habrà de privarnos, ni acaso la muerte, la libertad de generar nuestro propio movimiento. Tras una subida con hondonada y fondo acantilados vemos un mar tranquilo y la luna principiando a llena, sube el frìo a su màximo cuando el sol se las toma, entonces lo oscuro nos pone ojos arriba y mientras el pedaleo y las estrellas
Por cierto, si las ciudades son tan peligrosas, ¿por què no las abandonamos?
Por cada bicicletista ido otros miles se estàn rajando las rodillas aprendiendo a pedalear.
Angostos recuedos oteo y olvido, pues el horizonte de esta pedaleada se baña de sol, gaviotas y ocasional bocinazo de anònima amistad. Masa Onìrica sale a romper al medio todo tedio en domingos de religiòn familiar, son tiempos donde los viejos vizcachas hallamos la parentela en la misma sangre pedalera, que corre en las patas de muchos, muchìsimos amigos ganados en la vida gracias al pedal,
este regalo de un tal Leonardo, el hombre venido de Vinci,
quien nos dejò este bosquejo que hoy llevamos entre las piernas.
Masa de 2, un ùnico retazo nos deleita vida; el sol nos enmarca todo el celeste que suele acompañar muchas rodadas del mundo. Nos cuenta Germaine sobre este grupo en Mèxico, donde cada luna llena salen a pegar saltos en colinas cercanas a Acapulco.
¿ Y los buenos Blue Boys en Camberra?, delironautas que montan tall bikes sobre tablas bajando por lo mèdanos australianos.
Los perros Delironautas
Nùmeros: La masa atlàntica tiene su desgaste, de 100 a 130 kilòmetros en unas 10-12 horas; se hace masa en la ruta y caminos provinciales buscando la estadìa en la natura que siempre se encuentra a la vuelta de cualquier ciudad o caserìo.
La masa atlàntica se pronuncia libre de llamarse evento, y las imàgenes sòlo fotos en nuestros ojos: Mar de Ajò, Miramar, Magdalena, Baradero y Carilò; de punta a punta bonaerense se adentra uno en los caminos costeros de ensueño; playas habitadas por hermosos bosques nos ofician de centinelas del viento. En estas bicicleteadas se recepcionan con saltos la llegada de abrazos y risas mientras empuñamos el manubrio contra el viento en contra, todo esto a riesgo de queridìsimas recomendaciones de unos Viajeros de los Vientos donde a buen saber nos anotician(*)
"que mas vale amigarse al viento, que no te tumbe ni te acobarde"
Mejor aceptarle la partida a esta bella masa de amorìo donde el alma se broncea siempre
(*) esta no es una palabra que forme parte de la Real Academia Española, asì que felizmente, al cuerno con ella y su diccionario
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