viernes, 24 de junio de 2011

Joven promesa de la albañilería ve truncada su meteórica carrera

Hoy 24 de junio, fecha impactante en el imaginario colectivo de la Argentina, muerte de Gardel y Le Pera, nacimiento de Fangio y Messi y demas etcéteras, nos encontramos con otra historia novelada de desgracia. El joven Victor Luis llevaba unos años en el intrincado mundo de la albañilería, los baldes eran un extensión de sus brazos, las cucharas volaban cual Leonardo da Vinci dejando estelas de creación en las innumerables medianeras que a diario construía.
Pedro Manuel, su compañero laboral nos contó exaltado:-tienen que ver su lanzamiento de ladrillos! poesía! tormenta creativa. una vez fue descalzo a trabajar...me dijo que el contacto con la arena en sus dedos lo conectaba con su yo interior, un espíritu cementado y firme!. estaba enamorado de la mezcla y un poquito del concreto vea usted,, el trabajo lo hizo sereno y decidido- estas palabras nos dejaba su compañero hace unos meses nomás.
Ya llevaba a cementera Loma Negra por sponsor cuando empezó, allá por los 14 años. Lo sondearon de Wall Street y en Europa esperaban que llegara para tirar paredes como loco. V.L llevaba destino de gloria pues creía que el trabajo de albañil lo alzaría al cenit del reconocimiento; con el apoyo del proletariado, que lo veneraba como a un mesias, intentó paradas mas bravas y decidió cargar de a 3 o 4 bolsas de concreto por viaje, tan inexperto como genio, no supo compensar el tiempo y las pausas, el equilibrio entre saberse idóneo y la precaución del iniciado. Así, llegó al cimbronazo en su espalda, que se le quedó atorada entre el hueco de su alma y una mezcla de piedras y escombros avisando que vendrían tiempos peores.


Victor Luis es rescatado en una de sus habituales recaídas ciáticas

Albañil
sin obra, Victor Luis intentaba la obra en construcción para conseguir el dinero que lo llevara a su otro amor: la bicicleta soñada. A cambio iba dejando la piel y el músculo con carretillas llenas y baldes sin fin. el cemento y los ladrillos que se rompen a cada rato, formaban y daban vida al mundo nuevo que se abría a Victor Luis como sólo los rodrigo de Triana pueden sentirlo.
Para él, saltar el muro significaba el encuentro con la cicla amada, una fixie exquisita que se le escapaba hasta en los sueños, cuando Victor Luis empezaba a trasladar sus dolores a lo onírico. Sediento de calles y ese dulce arrullo que solo las bicis le dan al empedrado, empezó a trabajar con mas ganas, forzando el dolor creciente de su espalda; pasaron las semanas y el dinero se tornaba imposible, la comida los guantes los analgésicos, fajas, cremas desinflamantes y un sinfín de productos, lo llevaron al misterioso mundo del esfuerzo sin sentido: las paredes crecían, los pisos se iban sumando y el arrojaba dinero en una lata, aunque la mayor parte se iba en el dolor a curar.
Victor Luis se estrelló de frente con lo que la mayoría enarbola como realidad, fastidiado de achaques, cansado del huso horario laboral, decidió -y decidieron- su rápido descanso, merecido e indefinido.
El saldo fue positivo, dinero dolor y vacaciones obligadas. la bici no la pudo comprar pues no pudo subirse nunca más a una. Asi un nuevo proyecto de crack se frustra en Argentina dejando paso a la leyenda, esa cosa tan rioplatense que termina conformando una identidad mas perdurable que el laburante o el mequetrefe.
Conocimos a Victor Luis en el paraje "La trinidad" partido de Tapalqué, donde ahora vive luego de haber construído junto a sus vecinos y amigos la casa que habita. Privilegiando el uso de materiales alternativos como bosta de res, plásticos reciclados y neumáticos en desuso, e invirtiendo mucho menos dinero de lo usual, nuestro entrevistado nos dejó una frase y una promesa: "El proletario y el burgués mueren donde nace el hombre natural. Mi próximo destino es una bici cosechadora, formada por varias bicicletas y en compañía de aquellos que lejos de adorarte, te reconocen como un igual"

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