domingo, 6 de diciembre de 2009

Manos y Sorpresas en La Plata







Mural en la ciudad de La Plata


El sábado último los Delironautas y algunos amigos, fuimos a participar de Masa Crítica La Plata-lluvia, frío y un sol pachucho- trataban de frenar nuestros impulsos, pero nosotros, así y todo, críticos.
Llegamos a la estación Constitución de trenes en Buenos Aires y partimos a la capital provincial









En el tren, manos tejen - que tejen-, mientras 2 bolivianos con las camisetas de River hablan de las pipas en La Paz y del brindis en Perú- que en zonas cusqueñas se habla puro aymará y así- 2 chicos itinerantes de trabajos semanales y bicicletas vendidas-uno le cuenta de como viajar en canoa y vivir de la pesca-
-¿Probaste yacaré?-
-Sí, y también me vendieron un mono-
Uno de ellos le dice a un ciego que viene avanzando vagón tras vagón a puro pedido:-ya fue Pedro- (nos encontramos donde el tren termina, el vagón carga bicicletas)
-Ah bueno- dice Pedro, pegando la vuelta con aristrocacia corporal.

En el vagón de bicicletas se suman otros muchachos y los pitillos empiezan a brillar mientras una chica llamada M teje colores de nuestro noroeste turístico con charlas de fondo sobre tucas y picadores.
Hay una religión silenciosa a la que los medios le temen y a los violentos estorba, que pone suaves a los zonzos y donde los pacíficos se arrullan.
El tren bonaerense es una escuela donde se experimenta con la violencia, pero justo hoy las reyertas son dejadas de lado y casi todos respiran profundo. M no para de trabajar en su poncho creciente rodeada de paredes escupidas y malos grafittis apoéticos.





Opiniones diversas sobre políticos todos iguales


Los bolivianos ya gastaron todos sus puntos en común mientras el artesano sentado en el suelo pasa de la ronda del faso; el compadre resulta chileno y en él descansan y se desbordan las mixturas de ambos lados de Los Andes. los escritos en el tren siguen derrochando el descontento de los que laburan y de los que no pueden, protestas pedidos y calumnias fundadas, son el grito del que viaja horas y horas para laburar de ilegal, del que tiene que subirse sin pasaje porque no le alcanza el mango, haciendo del tren la piel móvil del hastío.






Las protestas sobre derechos laborales inalienables mueren en los mismos asientos derruidos de un servicio ferroviario en pena continua- (gracias Carlos Saúl M, y todos los demás también)


Al fin, luego de una hora de viaje, entre vahos de diferentes y paralelas realidades, llegamos a la ciudad diagonal, pedaleamos hasta el lugar de encuentro de la masa crítica local y no encontramos a nadie. factores: lluvia y retraso.
¿Y ahora?

2 comentarios:

  1. Vos bien comentas que en el tren es en uno de esos espacios en los que se carnifica la violencia, mà, yo me pregunto, en que centimetro cubico de la ciudad, se deja de lado a esta compañera mentirosa, aliada por conveniencia de la Señora Muerte?
    Las calles de la ciudad, y sus aledaños (pared del tren en este caso) piden a gritos un poco de afecto, sincero, amoroso. Y que les recuerden, podemos ser felices.

    En espacios donde el conglomerado es agoviante, la gente, no todxs claro, dejan sus caretas de lado, y les aflora la sinceridad incontenible del acinamiento, y el contacto humano amalgamado. A la fuerza en este caso. No es contacto puro o de necesidad esencial.
    Un fiel reflejo de la asquerosa manera de vivir en las capitales economicamente tecnificadas, carcelariamente rentables. Esas geniales usinas del miedo, nosotros sabemos de que hablo...
    Bueno, perdòn, escribiendo me pierdo, y no me permito releer para seguir. Hasta la proxima.

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  2. Qué bonito día, a pesar del feo clima, qué linda bicicleteada, qué preciosa ciudad, qué hermosa compañía, qué linda vibra!


    Besos y espero la continuación!


    (Hola Lucas Nahuel! Ahora que tenés cara y no sos sólo un nombre! A ponerle fichas al verano!)

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