martes, 7 de diciembre de 2010

Semana de Masa Crítica



El domingo pasado -el primero del mes- Masa Crítica Buenos Aires reunió tanta gente como en su segundo aniversario (ayer, los números que se barajaban en la Fabricicleta variaban de 700 a 1200).
Muchos. Cada vez somos más, de eso no hay duda. El asunto es que por primera vez los bicicletistas "decidimos" subir a la autopista que empieza en el final de la avenida 9 de julio, la más ancha del mundo jajaja; Describir la sensación es suprefluo al lado de las imágenes que se han subido por todos lados pocas horas después de terminada la Masa. De todas maneras nuestros infiltrados cibernéticos nos han comentado que el corto de La Cíclet es fabuloso (aquí abajo lo adherimos), tomas únicas de un mar de bicis surcando las olas naturales de la ahora llamada Bicipista. Cuántos locos en cicla bajamos triunfales con las manos al viento el sol en la cara hacia un desgarrado peaje que al fin fue hermosamente violado por las cletas; no hay forma de revivir esa digna revancha de las barreras levantadas y las caras asombradas o sombrías de los muchachos de cada cabina del peaje. Ese momento, al principio de nuestra salida mensual, fue el paradigma de la masa: un concepto de libre albedrío y carente de jefaturas logra expresar un deseo que individual, se vuelve colectivo y así viable. Subir a una autopista en bicicleta, patineta o caballo es en definitiva la apropiación del espacio público, y que sin embargo es expresamente prohibido por las autoridades (esos mismos que año tras año nos siguen cagando). Dicha limitación se basa en la idea que la lentitud de todo vehículo traccionado a sangre es un retardo para el inacabable mundo vehicular automotor- O sea que somos lentos, y en esta ciudad y en muchas de este mundo, eso se paga. Tanto como se paga no ser "vivo"(1) y carecer del retruque fácil a cualquier chanza, o acelerar a la velocidad que quien está detrás tuyo te exige. De igual forma en que hoy somos unos pelotudos cuando no aprovechamos a cruzar una bocacalle durante la luz amarilla del semáforo.
En los diferente foros de MC BsAs se debate acerca si estuvo bien o mal el ya famoso ascenso a la autopista de una neurótica y gigante ciudad. la violencia del automovilista que hace de su auto la maximización de su pene y del impacto contra el bicicletista un orgasmo, es la principal preocupación en estos foros; en general los ciclistas que habitamos Buenos Aires vivimos con ese pensamiento tanto como el hermoso placer de circular la ciudad en dos ruedas. Hay quienes sostienen que el entramado de la masa crítica (niños, adultos, jóvenes)no es el mejor sitio para desarrollar estas tareas anarcocleteras y también se suman a esto algunos padres preocupados.
Pero...
MC ES UNA COINCIDENCIA NO ORGANIZADA. Bien, eso no quiere decir que debemos someternos a ella sino justamente lo contrario. Acá cualquiera puede tomar la posta, de la misma manera que nadie está obligado a seguir a otros. Entonces: ¿porqué casi todos decidieron subir a la autopista?, sí sí, adrenalina del momento, ¿quién no?, pero al final terminamos como los niños que llevamos dentro: comemos el chocolate pero luego nos quejamos del dolor de estómago. No buscan estas palabras una nueva controversia de otra pues sino la concatenación de ellas sería fútil e indefinida. en cambio preferimos promover la propuesta (propiedad intelectual del Pescador mediante) de salirnos por un rato del concepto físico de la masa crítica: esto consiste en ramificar la pedaleada al llegar a un momento cŕítico de elección y sobre la misma marcha dividir el grupo entre quienes quieren subir a una autopista o entrar a un aeropuerto y quienes consideran esto innecesario; la división contempla el contacto entre algunos miembros de cada rama para establecer una nueva unión masiva luego de la intrépida excursión que algunos haríamos (los Delironautas ya tomamos una posición).
Así nadie perdería el espíritu del libertad y acefalía que impera en cada uno de los que mes tras mes nos encontramos en el Obelisco porteño. El aprendizaje y la transformación de las personas, cosas o proyectos es un síntoma inequívoco de avance, tendrá sus errores y habrá que remendarlos, incluso algunos verán aciertos donde otros perciban yerros. La relatividad de la puesta en práctica de esta idea es similar a la cantidad de ciclistas que nada se enteran de estos necesarios diálogos generados en los foros de la masa pues son muchos quienes se acercan a la masa crítica únicamente el primer domingo del mes, que en definitiva es lo que importa; así que llegada la próxima salida,la difusión de este debate quedará en manos de quienes hemos adoptado a critical mass como una ramificación importante de nuestras vidas y nos encontramos con otros maseros más allá del primer domingo mensual
Todo esto puede quedar en 0, tal vez en la la siguiente Masa 25 tipos se pongan por delante y nos lleven a invadir la casa de gobierno.
Mientras tanto Oniriciclos propone, en un momento de lúcidez, la circulación estrepitosa de los miles de críticos por los shoppings más pedorros y respingados de Buenos Aires. Y como diría un argentino de cualquier época o el gran Julio, Quevachache

(1) Neologismo argentino del cual muchos idem se vanaglorian como método efectista de insulsa inteligencia

No hay comentarios:

Publicar un comentario